LA MUJER EN EL RESTAURANTE
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En este blog no se acostumbra a opinar sobre artículos de la
prensa, esta humilde cocinera se dedica a compartir algunas de sus recetas con
vosotros y poco más. Pero hoy hago una excepción.
Hay un columnista y tertuliano chillón –Salvador Sostres- que ha hecho de su verbo una constante
provocación, que en algunas ocasiones roza la ofensa y el insulto. Tiene muy
mal estilo. De vez en cuando filtra algún artículo tierno dedicado a su hija,
pero eso es solo para jugar al despiste. Dije que no lo leería más, a raíz de un artículo que
escribió, cuando falleció Santi Santamaría. No tenía porque gustarle como
cocinero, ni siquiera como persona, pero la columna que le dedicó al día
siguiente de fallecer, sobraba, era
cuando menos, inhumana, rozando el insulto. Así se las gasta este señor. Tiene
los típicos rasgos de resentido, de que no es lo que quiso ser ó no hace lo que
quiso hacer. Como decía, me propuse no intoxicarme más con sus opiniones, que
son ordinarias la mayoría de las veces, pero he prestado atención a la columna
que nos dirige a muchas de las mujeres que vamos –ó hemos ido- a restaurantes
de más de 100€ y sin darme cuenta, ha despertado en mi, un brote feminista que
desconocía.
Desde aquí le digo: en estos restaurantes están encantados
que vayan mujeres a comer, solas ó acompañadas, no les importa que pidan dos
primeros, tampoco les importa que pidan vino por copas, ni medias raciones,
faltaría más!! Es una opción que figura en la carta y esa opción no está dirigida
solo a mujeres…no les importa, si en lugar de gin tonic pidén una infusión, la
traen con la mejor de sus sonrisas.
Creo que Sostres se
está equivocando de planteamiento. Intuyo, que en esos restaurantes de más de
100€, si sus responsables pudieran elegir, preferirían mas mesas de mujeres que de hombres, esas largas
sobremesas de hombres solos llenas de
copas y más copas, solo provocan conversaciones pesadísimas, me imagino a
Sostres en una de ellas y tiene que ser aburridísimo oírle después de tanto alcohol.
Y sin levantarse de la mesa y sin dejar al personal que se vaya a descansar…
En algunas de esas comidas de hombres,( de hombres como
Sostres) muchos de ellos se toman el
resto del día libre, se van a sus casas derrotados y macerados y se tumban en el
sofá. En cambio, muchas de las mujeres que van a esos restaurantes, solas ó
acompañadas, después de tomarse su infusión ó su cafelito, se van a una reunión
de trabajo, a buscar a los niños al cole, a una tutoría, al pediatra, a
preparar la comida para el día siguiente…y además cuentan a su familia su fantástica comida, porque se acuerdan de
lo que han comido!! Podría seguir, pero no quiero aburrir…
Parece mentira que su abuela sea la fundadora de Semon,
prestigioso restaurante y tienda gourmet, que poco le ha inculcado. Allí
tampoco deberían dejar entrar a mujeres?
Y aclaro: no tengo nada contra los hombres, todo lo
contrario, yo tengo la gran suerte de no tener en mi entorno a ningún Sostres. El que no me gusta es Sostres y los que son
como él. Las mujeres tenemos la suerte que hay muy pocos.
Tranquilos, que este blog no se volverá incordión y seguirá con sus
recetas de siempre.
Besos!!
Comentarios
Un beso
En fin, yo creo que este tipo de 'personajillos' que se ponen tan nerviosos delante de una mujer inteligente, independiente y segura de si misma es porque están cargaditos de complejos,, pobrecitos...
Me ha gustado mucho tu reflexión, un beso.
Un beso
En fin... ver para creer.
Un abrazo,
María José